La Guirlande - Incipit Lamentatio (2024)

Tracklist

01. Vau. Et egressus est, 1757: Andante moderato
02. Vau. Et egressus est, 1757: Andante-Largo-Andante
03. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1746: Largo-Andante
04. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1746: Moderato
05. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1746: Andante vivo
06. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1746: Andante moderato
07. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1746: Vivace
08. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1746: Sostenuto-Andante
09. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1742: Tempo giusto
10. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1742: Vivo
11. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1742: Non presto
12. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1742: Adagio-Moderato
13. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1742: Vivo II
14. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1742: Andantino
15. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1742: Despacio-Moderato
16. Incipit oratio Jeremiae prophetae, 1750: Largo
17. Incipit oratio Jeremiae prophetae, 1750: Tempo giusto
18. Incipit oratio Jeremiae prophetae, 1750: Andante-Risoluto
19. Incipit oratio Jeremiae prophetae, 1750: Staccato
20. Incipit oratio Jeremiae prophetae, 1750: Andante-Adagio
21. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1752: Andantino I
22. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1752: Tiempo justo
23. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1752: Andantino II
24. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1752: Andantino III
25. Lamed. Matribus suis dixerunt, 1752: Andantino IV

La Semana Santa es uno de los momentos más solemnes del año litúrgico católico. Esto lo evidencia el complejo y extenso ceremonial que se desarrolla a lo largo de la semana, conmemorando la pasión y resurrección de Cristo. Parte central de la liturgia de la Semana Santa era el llamado Oficio de Tinieblas (Officium Tenebrae). Este oficio tiene sus orígenes en el siglo noveno de nuestra era, si bien no fue hasta el Concilio de Trento (1545-1563) cuando se normalizaron los textos de esta liturgia, que incluía nueve lamentaciones o lecciones, distribuidas de la siguiente manera: tres para el Jueves Santo (in Coena Domini), tres para el Viernes Santo (in Parasceve) y tres para el Sábado Santo (in Sabbato Sancto). Estas funciones, que originalmente se celebraban al amanecer dentro del Oficio de Maitines, acabaron adelantándose, a partir de la Baja Edad Media, a la tarde anterior. Este es el motivo por el que en algunas fuentes las lamentaciones se adscriben al Miércoles, Jueves y Viernes Santo.

Los textos de las lamentaciones se tomaron del Libro de las Lamentaciones del Antiguo Testamento de la Biblia, cuya autoría se ha atribuido tradicionalmente al profeta Jeremías. El libro lo conforman cinco poemas elegíacos, en los que el poeta se lamenta por la destrucción de Jerusalén y el exilio del pueblo judío tras la invasión del rey babilonio Nabucodonosor II en el siglo VI a. C. Los cuatro primeros poemas están además ordenados según las veintidós letras del alefato hebrero (Aleph, Beth, Ghimel…). De esta manera, todos los versos de las lamentaciones del Oficio de Tinieblas, a excepción de la tercera del Viernes Santo –cuyo texto está tomado del quinto poema–, comienzan con una de las letras del alefato hebreo y acaban con la plegaria Jerusalem, Jerusalem, convertere ad Dominum Deum tuum. Además, algunas de ellas van precedidas por las introducciones Incipit lamentatio Jeremiae prophetae, De lamentatione Jeremiae prophetae e Incipit oratio Jeremiae prophetae.

Como parte inherente al rito se realizaba el apagamiento de las velas. Quince de ellas se situaban en un gran candelabro llamado «tenebrario» (tenebrarium), simbolizando los doce Apóstoles y las tres Marías. Además de estas quince velas, se colocaban otras seis en el altar. A medida que se iba desarrollando el oficio de cada uno de los tres días, se iban apagando las velas, a excepción de la situada en la parte superior del tenebrario –llamada «la María»–, que era tomada y escondida por el celebrante. Quedaba así el templo completamente a oscuras, rememorando el momento de la muerte de Jesucristo en la cruz.

Centrándonos en el compositor que protagoniza la presente grabación, el maestro de la Real Capilla Francisco Corselli (1705-1778), observamos que de las más de trescientas obras que conforman su obra sacra, alrededor de sesenta son lamentaciones de Semana Santa. Ocupan, por tanto, un lugar importante dentro de su producción musical. Debido a sus múltiples ocupaciones, tanto dentro como fuera de la Real Capilla, Corselli tuvo que delegar parte de su trabajo en otros músicos de la Corte. A partir de 1752 fue ayudado en la tarea de componer lamentaciones de Semana Santa por el recién nombrado Vicemaestro de la Real Capilla, el organista José de Nebra (1702-1768) y, a partir de 1770, por su discípulo y sucesor, Antonio Ugena (1745-1817). A las lamentaciones de estos compositores hay que sumar una serie completa de nueve lamentaciones de Nicolás Conforto, compuestas en 1766 para la Semana Santa que se celebró en Aranjuez, a donde se retiró Carlos III tras el estallido del llamado motín de Esquilache.

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